Casa en Dordoña

REPENSAR, REDUCIR, REUTILIZAR, RECICLAR: Pritzker 2021 para Anne Lacaton y Jean Philippe Vassal

El premio Pritzker de este año ha llevado un montón de fotos de estructuras desnudas a las portadas de los periódicos y medios digitales. Básicamente veremos dos tipos de estructuras, las que ellos no diseñaron (“las ruinas”) y las diseñadas por ellos.

Respecto a las primeras, Anne Lacaton dice no defender la estética de la ruina, sino su pragmatismo, dado que “la demolición es la solución más fácil, pero es también una pérdida de energía, materiales e historia y un acto de violencia”. Por lo tanto “la demolición es un error, nuestra alternativa es la reparación” (entrevistas con Anatxu Zabalgogeascoa, El País 2016-2021)

Respecto a las segundas estructuras, las elaboradas por ellos, caben destacar dos tipos, ambos relativamente tecnologizados, pese a su apariencia más bien sencilla: acero y estructuras prefabricadas de hormigón. Las dos derivan casi siempre de una necesidad de ampliación o rehabilitación de lo ya existente.

imagen de Palais de Tokyo (París) publicada por palaisdetokyo.com

Las estructuras de hormigón prefabricado les permiten actuar de manera ágil y económica en procesos de rehabilitación masivas, como las de las 530 viviendas en el Grand Parc de Burdeos que les valieron el premio Mies van der Rohe en 2019. Y el acero es una consecuencia directa del uso masivo de invernaderos en sus propuestas. El invernadero, cerrado con policarbonatos, siendo extremadamente económica, permite una extensión de la vida interior de la vivienda a un exterior atemperado, algo muy propicio para la climatología francesa. Acero y policarbonato para conseguir espacios amplios, ligeros y bien iluminados, lugares sencillos donde pueden crecer mejor las plantas y por consecuencia, también los que las cuidan.

Sea por no destruir y reaprovechar lo existente, sea por simplificar y economizar las actuaciones de obra nueva, la estructura termina racionalizando y modulando los espacios de estos arquitectos. Su obra nos coloca ante la responsabilidad de plantear estructuras racionales, bien diseñadas y construidas, que puedan ser perdurables y reaprovechables (en cuanto a su “ruina”). No hace falta llegar a negar la función a lo construido, como propugna Peter Eisenman, sino simplemente tener en mente que el uso de lo construido puede cambiar.

Como dice Anne Lacaton en su comunicado de agradecimiento por el premio concedido “la buena arquitectura […] debe reforzar la libertad de las personas y permitirles que hagan en ella lo que necesitan hacer”. Busquemos formas de estructura que modulen esa libertad, que igual un día vienen por detrás de nosotros otros arquitectos como Lacaton y Vassal y las dejan al desnudo.

Nota: foto de portada extraída de lacatonvassal.com (invernadero de casa de Dordoña)

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